Mario Luis Fuentes
Lunes 25 de febrero de 2008
Entre el 13 y el 15 de febrero se llevó a cabo en la ciudad de Viena el Foro Global contra la Trata de Personas. Convocado por organismos como la OIT, el UNICEF y la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos, permitió generar un conjunto de observaciones y propuestas en torno a este crimen que, de acuerdo con la declaración inicial del director general de la OIT, aun cuando es un tema que genera indignación en todo el mundo, preocupa que continúe siendo un delito con una rápida expansión, no sólo en el número de víctimas, sino sobre todo en cuanto a su presencia y crecimiento en distintos países.
Uno de los temas que más llaman la atención es el análisis ofrecido en el taller sobre el perfil de los traficantes, en el cual se destaca que, aun cuando las víctimas de la trata de personas asumen el valor de denunciar a los tratantes y éstos llegan a ser capturados por las policías, el número de personas sentenciadas a causa de este crimen sigue siendo muy bajo.
En esa lógica, el Foro Mundial hace un llamado, a las autoridades judiciales de todos los países, para capacitar a los jueces y a todo el sistema de procuración e impartición de justicia con el fin de reducir la impunidad existente en torno a la trata de personas, pues, en el fondo, el hecho de que haya tan pocas sentencias en contra de los tratantes, constituye un “mensaje” a los criminales de que la trata, además de ser un crimen de altas ganancias, también resulta de bajo riesgo en el caso de quien lo perpetra, a pesar de las profundas y terribles implicaciones para sus víctimas.
Este punto es de destacarse, pues evidencia que en un país no basta contar con una ley. Ésta requiere presupuesto asignado con montos y criterios de aplicación eficientes, que permitan una adecuada y rápida implementación; también, de las adecuaciones institucionales y la capacitación suficiente de los responsables de su observancia con el fin de que tengan los elementos para garantizar lo plasmado en la ley y, en un tema de las implicaciones para los derechos humanos y las dimensiones de tragedia que tiene para las víctimas de la trata, se requiere la sensibilización y capacitación de los juzgadores. Todo esto ha comenzado en nuestro país, pero aún son insuficientes los esfuerzos para combatir este crimen, el cual se ha convertido, desde hace ya varios años, en un país de origen, destino y tránsito de víctimas de la trata.
Otra de las conclusiones relevantes del Foro es la reflexión en torno a que, no obstante haberse logrado un rápido posicionamiento mundial del tema en medios de comunicación y conseguirse que muchas ONG y personas se involucren en su estudio, se sabe muy poco sobre el perfil de los tratantes, las motivaciones y formas de actuar de quienes solicitan sus servicios y los procedimientos y modelos de atención para rehabilitar a las víctimas y reintegrarlas a sus ambientes cotidianos, con el mayor grado de protección posible.
Por ello CEIDAS ha insistido constantemente en la necesidad de involucrar a más investigadores y académicos en el tema. De ahí la decisión de haber editado hace poco las Memorias del Primer Coloquio Universitario sobre Trata de Personas, hecho en coordinación con el Seminario Universitario de la Cuestión Social y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Por ello también, la próxima edición de las Memorias del Seminario Internacional de Prevención y Sanción de la Trata de Personas, realizado con el decidido apoyo del Cámara alta, y en el cual se vertieron múltiples aportaciones para generar precisamente un mayor conocimiento en torno a las implicaciones de este crimen.
Uno de los esfuerzos que deberán realizarse en México se centra en dos puntos de alta prioridad: 1) asignar la mayor cantidad de recursos posibles y darle de inmediato capacidades de operación y de articulación efectiva a la Comisión Intersecretarial para Combatir la Trata de Personas, que la ley manda y, 2), avanzar rápidamente en la capacitación de policías, ministerios públicos y jueces, para la identificación de posibles víctimas y ofrecerles un trato digno y humanitario, protección efectiva y posibilidades de plena reintegración social.
México no podrá ser un país plenamente justo si persisten crímenes como la trata. La protección de los derechos humanos y la irrenunciable defensa de la libertad y la dignidad humana requieren la intervención decidida de autoridades, la sociedad civil y los legisladores. Además, nuevos mecanismos de coordinación e incluso de participación social, pero, sobre todo, una real voluntad para erradicar este crimen que hoy sigue siendo forma contemporánea de la esclavitud, en nuestro país y el resto del mundo.
Entre el 13 y el 15 de febrero se llevó a cabo en la ciudad de Viena el Foro Global contra la Trata de Personas. Convocado por organismos como la OIT, el UNICEF y la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos, permitió generar un conjunto de observaciones y propuestas en torno a este crimen que, de acuerdo con la declaración inicial del director general de la OIT, aun cuando es un tema que genera indignación en todo el mundo, preocupa que continúe siendo un delito con una rápida expansión, no sólo en el número de víctimas, sino sobre todo en cuanto a su presencia y crecimiento en distintos países.
Uno de los temas que más llaman la atención es el análisis ofrecido en el taller sobre el perfil de los traficantes, en el cual se destaca que, aun cuando las víctimas de la trata de personas asumen el valor de denunciar a los tratantes y éstos llegan a ser capturados por las policías, el número de personas sentenciadas a causa de este crimen sigue siendo muy bajo.
En esa lógica, el Foro Mundial hace un llamado, a las autoridades judiciales de todos los países, para capacitar a los jueces y a todo el sistema de procuración e impartición de justicia con el fin de reducir la impunidad existente en torno a la trata de personas, pues, en el fondo, el hecho de que haya tan pocas sentencias en contra de los tratantes, constituye un “mensaje” a los criminales de que la trata, además de ser un crimen de altas ganancias, también resulta de bajo riesgo en el caso de quien lo perpetra, a pesar de las profundas y terribles implicaciones para sus víctimas.
Este punto es de destacarse, pues evidencia que en un país no basta contar con una ley. Ésta requiere presupuesto asignado con montos y criterios de aplicación eficientes, que permitan una adecuada y rápida implementación; también, de las adecuaciones institucionales y la capacitación suficiente de los responsables de su observancia con el fin de que tengan los elementos para garantizar lo plasmado en la ley y, en un tema de las implicaciones para los derechos humanos y las dimensiones de tragedia que tiene para las víctimas de la trata, se requiere la sensibilización y capacitación de los juzgadores. Todo esto ha comenzado en nuestro país, pero aún son insuficientes los esfuerzos para combatir este crimen, el cual se ha convertido, desde hace ya varios años, en un país de origen, destino y tránsito de víctimas de la trata.
Otra de las conclusiones relevantes del Foro es la reflexión en torno a que, no obstante haberse logrado un rápido posicionamiento mundial del tema en medios de comunicación y conseguirse que muchas ONG y personas se involucren en su estudio, se sabe muy poco sobre el perfil de los tratantes, las motivaciones y formas de actuar de quienes solicitan sus servicios y los procedimientos y modelos de atención para rehabilitar a las víctimas y reintegrarlas a sus ambientes cotidianos, con el mayor grado de protección posible.
Por ello CEIDAS ha insistido constantemente en la necesidad de involucrar a más investigadores y académicos en el tema. De ahí la decisión de haber editado hace poco las Memorias del Primer Coloquio Universitario sobre Trata de Personas, hecho en coordinación con el Seminario Universitario de la Cuestión Social y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Por ello también, la próxima edición de las Memorias del Seminario Internacional de Prevención y Sanción de la Trata de Personas, realizado con el decidido apoyo del Cámara alta, y en el cual se vertieron múltiples aportaciones para generar precisamente un mayor conocimiento en torno a las implicaciones de este crimen.
Uno de los esfuerzos que deberán realizarse en México se centra en dos puntos de alta prioridad: 1) asignar la mayor cantidad de recursos posibles y darle de inmediato capacidades de operación y de articulación efectiva a la Comisión Intersecretarial para Combatir la Trata de Personas, que la ley manda y, 2), avanzar rápidamente en la capacitación de policías, ministerios públicos y jueces, para la identificación de posibles víctimas y ofrecerles un trato digno y humanitario, protección efectiva y posibilidades de plena reintegración social.
México no podrá ser un país plenamente justo si persisten crímenes como la trata. La protección de los derechos humanos y la irrenunciable defensa de la libertad y la dignidad humana requieren la intervención decidida de autoridades, la sociedad civil y los legisladores. Además, nuevos mecanismos de coordinación e incluso de participación social, pero, sobre todo, una real voluntad para erradicar este crimen que hoy sigue siendo forma contemporánea de la esclavitud, en nuestro país y el resto del mundo.
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