Buscar

martes, 28 de julio de 2009

Política Social: La urgencia de un cambio


Pensar el Coneval

Lunes 27 de julio de 2009
La Ley General de Desarrollo Social, de 2004, ha significado importantes avances en protección de los derechos sociales. Por ejemplo, es el único dique con el que contamos para evitar que ocurra lo que en medio de otras crisis ha sido la fórmula favorita de los gobiernos: el recorte a los programas sociales, así como drásticas reducciones de presupuesto en áreas y sectores clave para la garantía de los derechos sociales.

En efecto, su artículo 18 establece que los montos presupuestales destinados al desarrollo social no podrán sufrir cambios, excepto en los casos que así lo determine la Cámara baja al aprobar el Presupuesto de Egresos, por lo que la mayor responsabilidad de los miembros de la nueva Legislatura, que empezará en septiembre, será salvaguardar al menos los mismos niveles de inversión social, en 2010, que los asignados en 2009.

Otro aporte está en su capítulo VI, titulado: De la definición y medición de la pobreza. En éste, le otorga al Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social la facultad de establecer lineamientos y criterios para medir, identificar y definir a la pobreza.

Ese mismo establece que tales lineamientos y criterios son de aplicación obligatoria para las entidades y dependencias públicas que participen en la ejecución de los programas de desarrollo social y que el Coneval deberá utilizar los datos generados por el INEGI. En esa lógica, la autonomía de gestión otorgada recientemente por el Congreso a este organismo resulta importante para garantizar la certeza, la cientificidad y la solidez técnica en la generación de datos, así como en su procesamiento y cálculo, de instancias como el Coneval.

De esta forma, lo que debe destacarse son los avances que ha tenido éste. Es un asunto mayor que, por primera vez, contemos con mediciones frecuentes que permiten evaluar a corto y mediano plazos el impacto de las políticas sociales en el bienestar y el cumplimiento de los derechos sociales de las personas.

En efecto, a partir de su creación, el Coneval generó los Mapas de la Pobreza, con base en la información del Conteo Nacional de Población y Vivienda 2005; diseñó y construyó el Primer Índice de Rezago Social, actualizó los datos sobre pobreza con base en la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto, 2006 y, hace poco, con base en la misma Encuesta, la de 2008, nos ha informado las escalofriantes cifras de pobreza, medida por ingresos. En ese sentido, el Coneval ha iniciado también un proceso de evaluación de programas sociales sujetos a reglas de operación, cuyo informe lo divulgó en 2008.

Debe reconocerse que, en un contexto de recursos limitados, pero con base en el enorme talento de sus investigadores académicos, el Coneval se ha situado rápidamente como un órgano que, sin tener las atribuciones jurídicas suficientes, funciona casi como del Estado, más que como un organismo del gobierno federal.
Entonces, lo deseable es que la próxima Legislatura dé el paso en dos sentidos elementales para fortalecerlo. Uno, convertir al Coneval en un organismo del Estado que, más allá de la autonomía técnica y de gestión, permita fortalecer los procedimientos institucionales de control democrático del gobierno.

El otro, dotarlo de facultades para emitir recomendaciones de política pública que, sin invadir la facultad exclusiva que le da la Constitución al Ejecutivo para conducir el desarrollo y la planeación nacionales, permitan evitar desperdicio de recursos, dispersión de acciones, descoordinación de niveles y órganos de gobierno, así como garantizar la pertinencia de programas y recursos.

Sin duda, de esas evaluaciones, pueden derivarse recomendaciones vinculantes, con plazos y metas específicos, en mejoramiento, corrección o cambio de las políticas cuyo objetivo es generar el desarrollo social.

Esquemas similares deberán buscarse en las entidades, para contar con organismos con la capacidad y la dimensión ética suficientes y, así, evaluar y elaborar recomendaciones a las políticas estatales, y no generar organismos que se conviertan en espacios que busquen legitimar la acción gubernamental local.

En todo caso, urge avanzar en fortalecer nuestro entramado institucional para lo social y potenciar experiencias que, como la del Coneval, han mostrado hasta ahora ser eficaces.

Urge avanzar en fortalecer nuestro entramado institucional para lo social y potenciar experiencias que han mostrado hasta ahora ser eficaces.

Demografía y Pobreza: los desafíos hacia 2050


lunes, 20 de julio de 2009

La disyuntiva del Presidente

Lunes, 20 de julio 2009


La recomposición en el equilibrio de fuerzas en la Cámara de Diputados y en los gobiernos estatales ha situado a la Presidencia de la República en un dilema mayor.

La estrategia asumida de cara al proceso de 2009 mostró que apostar todo por tener la mayoría en el Congreso, para imponer una sola visión de país y una sola concepción sobre cómo generar desarrollo social y crecimiento sostenido, constituye un enorme riesgo que va en detrimento de las instituciones y de su capacidad de funcionamiento.

Los tiempos de la política se han modificado radicalmente y la disputa por el Congreso estuvo siempre marcada por los signos de la sucesión que habrá en 2012, proceso que se dará entre liderazgos regionales con una alta capacidad de movilización de personas y recursos, y poderes centrales en disputa por mantener los privilegios que han logrado, no sólo retener, sino acrecentarlos en las últimas décadas.

Si se tratara sólo de una disputa por el control de los cargos de la administración del Estado, se podría hablar de un proceso relativamente normal dentro de un esquema democrático. Empero, lo que está en juego es mucho más que eso: se trata de una profunda falta de acuerdos sobre el país que debe construirse y acerca de las rutas que deben transitarse para recomponer lo hoy a todas luces fracturado: el tejido social.

Los datos dados a conocer el fin de semana por el Coneval dan la pauta para reorientar la discusión. Estamos una vez más en los mismos niveles de pobreza que teníamos en términos porcentuales en 2004, con la novedad de que, como hoy somos más mexicanos, en números absolutos la cifra se incrementó sustantivamente, para llegar en 2008 a más de 50.6 millones de pobres, dato que hoy es a todas luces menor a lo que la realidad de la recesión y la caída esperada del PIB para finales de este año nos permiten proyectar.

Lo peor de estas cifras se encuentra en el hecho de que también la desigualdad creció; en que los pobres de ayer son más pobres hoy, y en la realidad de que los ricos de siempre hoy concentran mucho más el ingreso de un país que ha vivido una atroz y constante sangría económica y financiera desde la década de los 80.

Desde entonces hemos padecido una gran crisis en cada una de estas décadas, acompañada de sus respectivos desastres naturales y sociales que han terminado por mostrar la enorme vulnerabilidad y tragedia que aqueja y lastima a los más pobres. El terremoto de 1985; las explosiones de San Juanico y el huracán Gilberto; Aguas Blancas, Acteal y el huracán Paulina; el huracán Stan y hoy la tragedia de Hermosillo, no son sino parte de esta trama espeluznante de desigualdad y exclusión, que ha surgido como corolario de un modelo que considera a lo social como un elemento residual y que se resolvería simplemente gracias a la mecánica del libre mercado.

La disyuntiva que hoy tiene el presidente Calderón consiste en lo siguiente: seguir apostando al juego político del día a día marcado por las encuestas de popularidad y, en ese sentido, continuar con un gabinete dedicado a administrar la tragedia, o bien apostar por construir las bases para un pacto social de gran envergadura, que trastoque en sus fundamentos al modelo que cada vez más nos acerca al precipicio social. Esto implica reconstruir a su gabinete y convocar a las mejores mentes, a las personalidades con mayor estatura ética del país, para que, en un diálogo respetuoso, pueda generarse un nuevo pacto social que tenga como premisa crecer para la equidad.

En todo caso, no será aceptable, ni ética ni políticamente, que ante el desastre que hoy tenemos enfrente, el gobierno sugiera, como ya lo ha hecho la Sedesol, que continuará administrándonos la misma “medicina”, que va a seguir con los programas que hasta hoy ha gerenciado y que éstos permitirán salir rápidamente de la crisis.

Ante la evidencia y la dureza de los datos, lo cierto es que las estrategias, las políticas y los programas que hoy operan están desbordados, no lograrán abatir la pobreza en el corto plazo y, de seguir por donde vamos, en diez años nos volverán a decir que la crisis vino de afuera y, con ello, tratar de justificar la incompetencia que se ha tenido al no generar un modelo de crecimiento basado en el trabajo digno y en la noción elemental de garantizar justicia social.

Los pobres de ayer son más pobres el día de hoy y, los ricos de siempre, hoy concentran mucho más el ingreso.

http://www.exonline.com.mx

martes, 14 de julio de 2009

lunes, 13 de julio de 2009

No hay tiempo

Lunes 13 de julio de 2009

Los vínculos sociales y las capacidades para protegerlos se resquebrajan por doquier, mientras el crimen organizado siembra el terror amenazando, extorsionando y hasta secuestrando y asesinando a ciudadanos a los que, ante la incapacidad de las autoridades para brindar seguridad, no les ha quedado otro camino que la organización y la lucha colectiva con el fin de intentar resistir.
Pasada la insoportable marea electoral, nos queda una crisis de representatividad mayúscula y poco se ha visto de operación política efectiva con el objetivo de reconstruir a la nación.

Un día después de la elección en Estados Unidos, el pasado noviembre de 2008, el primer evento público de Barack Obama consistió en cenar con su oponente y enviar un claro mensaje de conciliación y unidad nacional. Nada así ha ocurrido en nuestro país.

El hecho de que el voto nulo haya llegado casi a 6% y que, de acuerdo con la encuesta que realizó Federico Reyes Heroles, en la que se muestra que más de 60% de quienes votaron por algún candidato dijeron sentirse poco representados por quienes emitieron su sufragio, es una clara muestra de la enorme deuda que tienen los políticos con la sociedad mexicana.

Hasta ahora sabemos muy poco de las agendas legislativas. Sabemos, por ejemplo, que el PRI y el PRD se han manifestado en contra de gravar con el IVA a los alimentos y las medicinas; pero no sabemos qué es lo que sí van a impulsar. El problema de todo esto es que las plataformas de los partidos dicen poco o nada de propuestas serias y que puedan concretarse en el corto plazo; además, no se ha convocado a un diálogo de largo aliento para reconstruir el pacto nacional, que es lo urgente.

Lo esperable era que pasada la jornada electoral, de inmediato se plantearan las propuestas sobre la mesa de discusión. Por el contrario, parece que habrá que dar tiempo a que se defina quiénes serán los coordinadores parlamentarios; luego, quiénes van a presidir las comisiones legislativas más relevantes y, sólo después, se comenzará a trabajar en el planteamiento de reformas que, a la luz del debate sobre el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2010, pospondrán probablemente la discusión hasta el Segundo Periodo Ordinario de Sesiones.

El Ejecutivo tiene hoy un problema real. Mientras todo el proceso mencionado se desarrolla, ¿con quién acordarán los secretarios? ¿Con quiénes debatirán o con quiénes comenzarán el debate sobre prioridades programáticas y presupuestales? ¿Quiénes serán los operadores de la Presidencia cuando la Secretaría de Gobernación, ante el caso de la guardería ABC de Sonora, perdió toda autoridad moral para fungir como interlocutor confiable?

Ante lo anterior, los partidos siguen atrapados: el PAN en una disputa interna sin precedentes, marcada por la renuncia de su dirigente nacional; el PRD, sumido en una crisis marcada por una estrepitosa caída en sus niveles de votación; el PRI, en una operación silenciosa de acuerdos internos; y los poderes fácticos frotándose las manos, sabedores de que contarán con sus bancadas para buscar mantener sus privilegios.

Los márgenes están acotados. La crisis arroja cada día a cientos, quizás a miles de trabajadores, a la calle; cientos de jóvenes deberán interrumpir su formación en las escuelas durante el próximo ciclo escolar; los programas sociales van a estar cada vez más desbordados y rebasados ante la magnitud del desastre económico de una caída de casi 10% del PIB; y la inseguridad y la violencia parece que crecen sin cortapisas ni límites de ningún tipo. La FAO nos advierte que los precios de alimentos y medicinas seguirán creciendo los próximos meses, mientras la desesperanza y la frustración de quienes han visto diluido su precario patrimonio —en medio de una lenta y dolorosa caída en las garras de la pobreza— crecen en la medida en que sus expectativas presentes y futuras se esfuman.

Académicos, organizaciones de la sociedad civil, expertos y diversas personalidades han convocado por distintos medios a impulsar reformas para lograr que México crezca con equidad, ante lo cual el silencio de los políticos resulta al menos sospechoso, pues pareciera que su intención es continuar reproduciendo las lógicas del poder que han prevalecido en los últimos 30 años. Esta realidad nos evidencia que no hay tiempo y que se agotaron las rendijas de la futilidad. Es urgente una profunda reforma social del Estado. Es urgente pensar en cómo generar puentes y nuevas ventanas de comprensión y acuerdo entre las diferencias, a fin de iniciar, no en 2010, sino ya, la reducción de la pobreza y la desigualdad.

Los márgenes están acotados. La crisis arroja cada día a cientos, quizás a miles de trabajadores, a la calle.


http://www.exonline.com.mx

miércoles, 8 de julio de 2009

Entrevista a Mario Luis Fuentes por Carmen Aristegui

8 de julio de 2008

Entrevista a Mario Luis Fuentes por Carmen Aristegui respecto a la tragedia en Hermosillo Sonora y la comparecencia de Daniel Karam, actual director del IMSS.
Medio: MVS Noticias, 102.5 FM

Escuche la entrevista dando clic en:
http://www.noticiasmvs.com/ver_noticia.cfm?id=6028

MVS Noticias.

Shared via AddThis

Entrevista a Mario Luis Fuentes por Javier Solorzano

8 de julio de 2009

Entrevista a Maestro Mario Luis Fuentes por Javier Solórzano respecto al sistema de salud en México y el incendio en la guardería ABC.
Radio Trece 1290 AM

Escúche la entrevista haciendo clic en:
http://javiersolorzano.radiotrece.com.mx/2009/07/08/entrevista-con-mario-luis-fuentes/

Guarderías: un balance


lunes, 6 de julio de 2009

¿Cómo construir un federalismo social?

6 de julio de 2009
El proceso de descentralización que se inició en la década de los 90 quedó trunco. Se inició con un conjunto de instrumentos de distribución de recursos públicos hacia las entidades y los municipios, pero no se logró generar un adecuado proceso de transferencia de facultades y capacidades jurídico-administrativas para fortalecer a los gobiernos locales.

Nuestro federalismo está no sólo incompleto sino que ha llevado a una perversa competencia política que ha originado la desarticulación de políticas y acciones en distintos ámbitos.

Uno de ellos es el relativo al desarrollo económico. Optamos por una política de abandono y dejamos de lado acciones urgentes, como el fomento a la empresa desde una lógica de desarrollo sustentable y basada en el progreso científico y tecnológico. Una política así implicaría impulsar de la mano una profunda reforma educativa que, en las áreas dedicadas a la generación del conocimiento científico, recibiera un mayor impulso programático y presupuestario, reformara planes y programas de estudio y se vinculara al mundo del empleo con base en la categoría del trabajo digno.

Abandonamos igualmente una noción integrada del desarrollo regional. La evidencia de las desigualdades que tenemos y el crecimiento de problemas regionalizados debería llevarnos a una nueva política de coordinación y acciones conjuntas para lo social.

La realidad de que en el norte y el centro del país los jóvenes mueren a destiempo como resultado de accidentes de tránsito, homicidios y suicidios, y que en el sur la mayoría de los fallecimientos en este segmento de edad están relacionadas con ámbitos de pobreza, desnutrición y mala salud, es una muestra irrefutable de la urgencia que tenemos de generar programas regionalizados.

En ese sentido, la política social ha logrado raquíticos resultados: tenemos prácticamente los mismos —quizás hoy más agudizados— niveles de pobreza que en los momentos anteriores a la crisis de 1995. Y esto sin duda alguna es el resultado de considerar que la política económica y el fomento al libre mercado iban a generar por sí mismos bienestar.

Hoy sabemos que no es así; que tenemos una política social fragmentada y un federalismo absurdo en el que, a pesar de la existencia de algunos mecanismos de distribución de los recursos federales a través del Ramo 33, el gobierno de la República sigue ejerciendo más de 70% del presupuesto social en el país.

Quizá nunca antes como ahora los gobiernos municipales están verdaderamente solos, abandonados por los gobiernos estatales y el federal. ¿Cómo enfrentar en un municipio de menos de 10 mil habitantes a un enclave del crimen organizado, cuando a los presidentes municipales se les trata sin respeto y sin consideraciones de ningún tipo desde las antesalas de las secretarías de gobierno y las gubernaturas de los estados?

¿Cómo garantizar la efectividad de una política social en la que, en programas como Oportunidades, el único papel que juegan los alcaldes es el de firmar cédulas y formatos intrascendentes y, si acaso, revisar someramente padrones e integración de grupos de promotores?

La seguridad pública y las estrategias adoptadas en la presente administración para intervenir en contra del crimen organizado, consideran muy poco a las autoridades locales, y éstas, paralelamente, carecen del personal, la formación, los recursos tácticos, el armamento y, por supuesto, de la inteligencia requerida para prevenir y actuar de manera coordinada con los demás órdenes de gobierno.
La reforma social del Estado que distintos académicos hemos comenzado a impulsar recientemente, tiene como uno de sus mayores retos detonar un proceso que nos lleve de lo que Rolando Cordera ha llamado el federalismo salvaje que hoy tenemos hacia un federalismo eminentemente social.

Un federalismo así le restituiría al municipio la relevancia política y administrativa con la que fue concebido en el Constituyente del 17. Exigiría construir un proceso de profesionalización de las administraciones municipales; demandaría modelos compartidos para el crecimiento con equidad y desde el que las ciudades pilares de lo que hoy es nuestro país asuman una lógica de desarrollo basado en la protección del patrimonio ecológico, histórico y cultural de nuestros pueblos y regiones y, en evidencia, la protección de los derechos humanos.

La diversidad que nos caracteriza, la pluralidad cultural en la que tenemos el privilegio de crecer y aprender y la megadiversidad ecológica que nos distingue en todo el mundo, deben ser los nuevos cimientos sobre los que podemos construir, en medio de toda esta complejidad, un federalismo verdaderamente republicano en la distribución justa de las tareas y las responsabilidades públicas.