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lunes, 14 de enero de 2008

La cultura y la cohesión social

Lunes 14 de enero de 2008

A Andrés Henestrosa, in memoriam

La desaparición de un gran hombre como Andrés Henestrosa es siempre motivo de reflexión sobre su obra. La conciencia y visión del mundo que logró construir y que, por supuesto, nos obsequió generosamente, permite contar con mejores elementos para la comprensión de nuestro mundo y de nuestro México.

Sin duda alguna nuestro país requiere mayores esfuerzos con el fin de lograr que la obra de hombres universales como Henestrosa pueda ser conocida y valorada, sobre todo por la población joven, que hoy pareciera no tener mayores vínculos de identidad que los generados a través de la industria de los espectáculos y el deporte, en especial el futbol.

A dos años de la celebración del Bicentenario de nuestra Independencia y del Centenario de nuestra Revolución es preciso que el Estado y sus instituciones asuman la responsabilidad de lograr que todos aquellos hombres que han generado pensamiento crítico y pensamiento moral sobre nuestro ser nacional puedan estar en todos las escuelas, en todos los espacios públicos y construir, desde la cultura, elementos que permitan identificarnos.

Nuestra política social, hoy limitada a la administración de programas de asistencia, ha renunciado a un objetivo básico: la generación de cohesión e identidad en la población nacional.

Se ha propuesto en distintos espacios que el gobierno debe fijar meta sociales precisas para celebrar el Bicentenario, y a esta petición se han prestado oídos sordos, lo que muestra una visión en la que lo social no es sino sólo parte de los discursos y las presentaciones oficiales, pero en la realidad de los hechos está relegado a una posición residual en el esquema general del gobierno.

La superación de la pobreza requiere liderazgos incuestionables. Liderazgos que puedan concitar las voluntades necesarias para generar otra visión de lo público y conducir un proceso de “gradualismo acelerado” para reformar a las instituciones sociales y al esquema de organización de la administración pública federal.

Las conclusiones presentadas por el Coneval muestran que todo el sector social está desarticulado, no hay capacidades para la concertación entre los distintos órdenes de gobierno y las instancias gubernamentales cuentan con capacidades limitadas para el ejercicio presupuestal, además de existir la necesidad detectada de modificar y mejorar las reglas de operación de los programas sociales. Si esto es así, resulta imprescindible y también irrenunciable comenzar a reconocer las limitaciones del diseño social de hoy, en la operación en ese ámbito.

Se ha asumido que la cultura y la formación de identidad a través del conocimiento y las actividades del espíritu son cuestiones dirigidas y diseñadas para elites de altos niveles educativos; y esta posición implica una grave renuncia del gobierno y de las instituciones del Estado, para construir y fortalecer nuestra identidad con base en la generación de una clara conciencia sobre lo que es ser mexicano y, con ello, recuperar rutas para la actuación cívica y ética de nuestros jóvenes, hoy abandonados a una cultura televisiva de una pésima calidad o bien a la ausencia total de espacios para la convivencia y la formación de capacidades destinadas al diálogo, la tolerancia y la comprensión de la diferencia.

Hacen falta mucho más compromiso de los medios de comunicación para construir, a través de la radio, la televisión y los nuevos medios electrónicos de comunicación, programas de divulgación de la cultura nacional, con el objetivo de generar una identidad que nos haga sentir parte de un todo, a pesar de las diferencias.

Nos urge construir una nueva política de fomento a la industria editorial y a la producción de libros de calidad y de fácil acceso para la población. Requerimos generar acciones afirmativas para que en todos los cafés, las terminales de autobuses, los aeropuertos y otros puntos de reunión masiva de personas haya libros, música de calidad, pintura, esculturas y, en general, todas las manifestaciones de la cultura y que sean accesibles para todos.

Generar una nueva política cultural, vinculada simbióticamente con la social, nos puede dar la posibilidad de construir instrumentos para enfrentar la exclusión social y la pérdida de identidad que hoy vivimos. Un país que encuentra, a través de una cultura nacional, elementos para la identidad, es un país que puede enfrentar la inequidad hoy vigente.

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