Entrevista realizada por el diario Excélsior al Mtro. Mario Luis Fuentes Alcalá:
Verónica Mondragón
El entorno violento en las escuelas y en la familia orillan a los menores a enrolarse en el crimen organizado, mientras crece la cultura de la admiración a la violencia, advirtió Mario Luis Fuentes, director general del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social (CEIDAS).
“Las razones por las que un niño se ve atrapado en conflicto con la ley tienen que ver con su situación escolar. El abandono escolar es el elemento primordial que vuelve vulnerable a un niño.”
Está el entorno familiar y muchos espacios son de violencia, de abusos. Esto puede generar que ellos sean atrapados en ese tipo de acciones ilícitas. También tiene que ver con las condiciones reales de ingreso y vulnerabilidad en los hogares”, dijo el especialista en temas sociales.
Fuentes señaló que el tejido social está impregnado de vulnerabilidad y de desigualdad. Esto se conjuga con un sistema de justicia que trata a los menores como si fueran adultos.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de la Seguridad Pública (SSP), actualmente hay 14 mil 213 menores de 18 años en los centros de tratamiento para menores.
“Esos jóvenes pueden ser sujetos a un sistema especial de justicia y no ser juzgados como adultos”, aseguró.
Fuentes rechazó que se apliquen sanciones penales para los menores, quienes recibirán al menos una sentencia de diez años de cárcel cuando cometan delitos graves como homicidio, robo o secuestro, que son los más comunes.
“En la construcción de acciones reales para la integración, el encarcelamiento debe ser la última alternativa, deben proponerse acciones que permitan reconstruir la red social”, reiteró el experto, quien además preside el Observatorio Ciudadano de Políticas de Infancia, Adolescencia y Familias y miembro del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Primero, recalcó, hay que reconocer que los entornos familiares y escolares están sujetos a la erosión por sus capacidades de pobreza y desigualdad.
Esto surge en un contexto de incremento de la pobreza extrema. En los últimos tres años, más de cinco millones de mexicanos no tuvieron los ingresos para adquirir los productos de la canasta básica.
Lo cual se conjuga con un sistema escolar deficiente “Muchos no tienen un sistema pedagógico que pueda reconocer que estos niños al ser expulsados caerán a acciones delictivas”, recalcó.
En el aspecto sicológico, la adolescencia es una edad compleja durante la formación del ser humano, aseguró el sicólogo César Flores.
“A esa edad no hay mucho control de impulsos o medida de las consecuencias. El joven no ha desarrollado la conciencia de que sus actos tienen repercusiones, por la etapa de su vida no están cristalizadas sus creencias”, señaló.
Además, coincidió en que la ruptura en el tejido social provoca que los menores no encuentren en sus familias la protección que “les permita enfrentar lo que ven”.
Incluso actualmente hay una sobrevaloración de los contextos de violencia, que son vistos como atractivos círculos de poder.
“Hay conductas de que el crimen organizado se pondera como algo positivo para los jóvenes que ven en la conducta ilícita símbolos de poder, vía la música, vía juegos digitales. Es una generación en que la violencia como elemento de ruptura que genera situaciones de jerarquía”, dijo Mario Luis Fuentes.
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