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viernes, 25 de abril de 2014

Más cultura para la cohesión social

Excélsior,10/02/2014

Más cultura para la cohesión social Somos una nación pluricultural, megadiversa en todos los sentidos, pero dividida y separada por océanos de desigualdad y pobreza, por la desconfianza en las instituciones y en la democracia, y en un ambiente de malestar generalizado que exige la reconstrucción de procesos de identidad y de solidaridad, y para ello, uno de los mecanismos que pueden tener mayor eficacia es inundar de cultura al país.

De acuerdo con los datos del Consejo Nacional de Población (Conapo), 80% de la población nacional vive en zonas urbanas, casi 40 millones lo hacen en las 10 principales zonas metropolitanas del país; lo interesante del dato es que la transición de lo rural a lo urbano es irreversible y se espera que en 20 años, casi 90% de la población viva en localidades urbanizadas. En este escenario, resulta paradójico que a mayor concentración poblacional, menor convivencia personal y comunitaria.

Es cierto que las condiciones de inseguridad han llevado a que menos personas quieran salir a la calle; y también es cierto que en las ciudades, los sistemas de transporte son deficientes; pero también nos enfrentamos a la realidad de que hacen falta motivos e incentivos para que las personas decidan salir y reunirse, sobre todo en espacios públicos. Generar cohesión social exige de condiciones de equidad y bienestar generalizado, pero también requiere de mecanismos para que las personas puedan verse cara a cara, dialogar y convivir en actividades lúdicas y, sobre todo, verse insertas en ambientes que permitan la reconciliación del día a día.

Como un “cliché popular”, es común escuchar que México es un país lleno de cultura y que otras naciones nos envidian por ello; sin embargo, tenemos cada vez menos actividades que permitan valorar el patrimonio cultural con que efectivamente cuentan miles de pueblos y barrios a lo largo del territorio nacional; más aún, carecemos de acciones efectivas para lograr que las personas se apropien y hagan suyo el enorme acervo de cultura que existe en todo el país. Una fórmula posible es conseguir que las personas se conviertan en ciudadanos plenos que, con base en el diálogo y la convivencia en la diversidad, contribuyan cotidianamente a la construcción de ciudad, en el sentido más amplio de la convivencia en civilidad.

Construir un sentido compartido de nación en todo el territorio implica promover la capacidad de re-conocernos en la diversidad; de que los habitantes de Chiapas puedan sentirse identificados con quienes viven en Sonora, Chihuahua o Sinaloa, y que, al mismo tiempo, podamos valorar y rescatar la intensa historia que nos hace parte del mismo proyecto de bienestar y derechos humanos que hoy está plasmado en la Constitución.

En este pensarnos como un todo que se une en la diversidad, debe comprenderse que apelar a la cultura implica desde las expresiones populares, hasta las más elevadas creaciones artísticas; necesitamos promover acciones para el diálogo entre las y los jóvenes; y para que las plazas se conviertan en espacios propicios para el encuentro intergeneracional. A través de la cultura puede reconstruirse buena parte del tejido social, y por ello lo deseable es que en todos los órdenes de gobierno se asuma que esta dimensión del quehacer público no es accesoria, sino uno de los instrumentos privilegiados para reencontrarnos y reconciliarnos como país.

*Director del CEIDAS, A.C.
Twitter: @ML_fuentes

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